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Estremeñu

"Las lenguas no deben imponerse ni restringirse en su uso desde los poderes políticos o culturales, pese a que haya sido una constante tentación en todos los momentos de la historia"

El extremeño (estremeñu) es un idioma del grupo asturleonés (en el sentido filológico del término) hablado en el noroeste de Extremadura y sur de Salamanca, habitualmente clasificado dentro de los idiomas de España por organizaciones internacionales y nacionales, a pesar de no ser oficial en las Comunidades donde aún se habla.

Se habla en las comarcas salmantinas de El Rebollar, sur de Ciudad Rodrigo y de Béjar. En Cáceres se habla en las comarcas de Sierra de Gata, Las Hurdes(Las Jurdis, pronúnciese j como una h aspirada), Guijo de Santa Bárbara, Valle del Alagón, Riberos del Tajo-Alagón, Riberos del Tajo-Almonte y poblaciones del Valle del Jerte como Piornal, Rebollar o El Torno, Valle del Ambroz, Monfragüe y en Berzocana y Madroñera, en la comarca de Las Villuercas-Guadalupe. También se habla una variedad a medio camino entre el extremeño y el portugués en la villa portuguesa de Barrancos, en la frontera lusa con Extremadura y Andalucía.

Las estadísticas que se manejan sobre el número de hablantes son antiguas y no muy fiables. Posiblemente sean unos miles los mayores que aún conservan rasgos dialectales que pueden identificarse con el histórico idioma asturleonés.

Variantes

* Habla del Rebollar

* Altoextremeño occidental

* Habla de Garrovillas y Serradilla

* Barranquenhu (en la villa de Barrancos, en Portugal)

* Altoextremeño meridional (influencia)

El extremeño es normalmente clasificado en tres ramas: altoextremeño, medioextremeño y bajoextremeño.

El altoextremeño es considerado habitualmente como lengua), y es hablado en la zona noroccidental de Cáceres y la suroccidental de Salamanca.

El medioextremeño y el bajoextremeño son al menos desde el siglo XVII hablas castellanas de tránsito con el leonés (como las hablas murcianas lo son con el catalán), y su influencia llega muy levemente hasta la Sierra de Aracena, en Huelva .

En Barrancos, población portuguesa situada en la frontera con Extremadura y Andalucía que se repobló en la Edad Media con onubenses de habla leonesa (extremeña), se habla el "barranquenhu", una mezcla entre extremeño y portugués.

Historia

La Extremadura occidental fue reconquistada por el Reino de León, siendo el asturleonés el idioma histórico latino usado por los repobladores, que comenzaron con la repoblación de la actual zona altoextremeña alrededor del siglo XII.

Tras la unión de los reinos de León y de Castilla en el 1230, el castellano sustituyó poco a poco al latín como lengua oficial de las instituciones, relegando así al asturleonés como señal de pobreza e ignorancia de aquellos que lo hablaban. Sólo en Asturias (donde nació la lengua) era la gente consciente de hablar una lengua diferenciada del castellano. Pero incluso allí sólo algunos autores lo usaban en sus escritos.

Fue probablemente el influjo cultural de la prestigiosa Universidad de Salamanca la causa de la rápida castellanización de esta provincia, dividiéndose así el dominio asturleonés en dos desde bien temprano, el asturiano o asturleonés al norte y el extremeño al sur del antiguo reino de León. La expansión del español también se produjo desde el sur, con el crecimiento económico de la zona occidental de la provincia de Badajoz.

El siglo XIX vio el primer intento serio de escribir en extremeño, por el famoso poeta José María Gabriel y Galán. Nacido en Salamanca, vivió la mayor parte de su vida en el norte de Cáceres. Escribió en una variante local del extremeño, lleno de restos dialectales, pero siempre con un ojo puesto en el castellano y en la forma castellana de escribir, y escribiendo la mayoría de sus obras en castellano.

Después de eso, los localismos han sido la norma en los intentos de defender el extremeño, hasta el punto de que sólo algunos tratan hoy de revivir la lengua y hacer del noroeste de Extremadura una región bilingüe, mientras que la Junta de Extremadura y la de Castilla y León y el resto de instituciones oficiales estatales consideran que la mejor solución es defender la extensión y enseñanza del castellano normativo en la zona. Esto, unido a los continuos intentos por denominar al medioextremeño y al bajoextremeño como 'lengua' -el castúo, término acuñado por el poeta de Guareña Luis Chamizo- (fenómeno repetido en Murcia con el murciano y en Andalucía con el andalú) hacen todavía más difícil defender la verdadera lengua histórica y más fácil el rechazo de la administración a la normalización y enseñanza del extremeño. A pesar de las cifras que hablan de cientos de miles de hablantes (200.000 "hablantes activos" según el ethnologue) posiblemente sólo unos miles de mayores todavía conserven rasgos dialectales astur-leoneses y propios extremeños. Aunque la mayoría de las instituciones internacionales y algunas españolas reconocen al extremeño como lengua de España (junto con el asturleonés y el aragonés) a pesar de no ser co-oficial, lo cierto es que sin normalización y sin esfuerzos educativos por parte de la administración la 'lengua' extremeña está abocada a desaparecer y convertirse en otra variedad 'castúa' más.

Texto bilingüe sacado del blog "Cúyu pan eharras?" en el que habla sobre la situación del extremeño. Creo que es interesante leerlo, para reflexionar sobre ciertos aspectos de esta amenazada lengua. Yo considero que si al igual que el leonés o el asturiano (que son considerados idiomas y que están protegidas en sus respectivas regiones) que proceden del tronco común del asturleonés y que son considerados como lengua, el extremeño debe también tener esta categoría y estar protegido en mayor o menor medida del mismo modo que el resto de lenguas de la península.

EN CASTELLANO

"El extremeño es el leonés de Extremadura, igual que el asturiano lo es de Asturias. Sin embargo, siempre ha habido cierta aversión para afimarlo".

Contrariamente, nadie ha tenido problemas en decir que el extremeño es castellano mal hablado cuando querían decir «estremeñu mal palrau».

En efecto, hay quienes hablan extremeño, quienes hablan castellano extremeñizado y además los que hacen el ridículo intentado hablar castellano pronunciándolo a la extremeña. De este modo, las facciones imperialistas de los que hablan castellano han condenado, no sin razón, lo mal que se habla castellano en Extremadura. Pero, desde dentro de Extremadura, otra parte —menos facción y menos imperialista, obviamente—, con un testimonio secular y un uso ininterrumpido desde antiguo, denuncia lo mal que se habla extremeño desde mediados del siglo pasado hasta hoy.

Los primeros los imperialistas, acusan a los extremeño del uso sistemático de vocales cerradas postónicas y de aspirar consonantes, pero no del uso del infinitivo personal, del posesivo tónico, de apreciativos de gradación en adverbios y conjunciones y de tener, como los antiguos latinos, palabras como megu, tegu, segu, vidi, didi, imus o abemus.

Los segundoslos extremeñohablantes, maltratados por una continua calumnia procedente de fuera que ha doblegado su memoria y el aliento con que la pronunciaban, amnésicos, han olvidado que hablaban extremeño.

Algunos Funes que jamás olvidan por mucho que la realidad cambie y se dañen los usos, mecidos por brazos extremeños, han levantado la cabeza y han gritado: «¡Justo hasta aquí hemos llegado!». Después de haber comparado el cántabro y el asturiano modernos con el extremeño encontrando miles de afinidades, después de muchos estudios lingüísticos, después del reconocimiento de la existencia del extremeño por la comunidad internacional, después de más de un siglo de literatura en esta habla, después de haberse escrito la primera ortografía normativa, justo después de todas esas cosas, hay quienes, porfiando, todavía niegan la existencia del extremeño.

Humillándolo y maltratándolo con odiosas e insustanciales comparaciones, los imperialistas afirmarán ante lo obvio, no que esto sea castellano, algo que se aprecia a primera vista, sino que es un invento, una fabulación. Una lengua hablada en Extremadura desde la Reconquista por millares de personas resulta que es una invención y, claro, por eso es necesario bloquearla a través de la vergüenza y la corrección. ¡Qué argumento más pobre!.

Esa ha sido la acción del pensamiento de fuera sobre nuestra lengua, ahora ya más menospreciada por el pueblo que nunca. Sólo nos queda contar con la gente joven, con los extremeños del mañana, para que no permitan el acelerado morir de un habla antiquísima. Que no sean ignorantes de lengua ni se dejen pisar. En vuestra mano, en la de los hablantes, está el poder dignificar el extremeño para que éste resurja. Tenemos poco tiempo: los relojes apuntan sus agujas al inglés y al español y el ocaso casi nos ha llegado."

EN EHTREMEÑU

"El estremeñu es el lionés d’Estremaura, endigual qu’el asturianu lo es d’Astúrias. Sin embalgu, sempri á bistu ciertus regañus nel su afilmaeru.

A la escontra, naidi á tiniu pobremas en izil qu’el estremeñu es castellano mal hablado cuandu quirian izil estremeñu mal palrau.

En efeutu, ain quien palran estremeñu, quien palran castellanu estremeñizau i, hueraparti, los que hazin el redículu precurandu palral castellanu almientádulu cumu estremeñu. Asinque, las hazionis emperialistas el palraeru castellanu án condenau, nu sin razón, el mal palraeru que desisti en Estremaura el castellanu. Peru, dendi drentu d’Estremaura, otra parti —menus hazión i menus emperialista, ofiaenti—, con un atestigaeru seculal i un usiu inenterrumpiu de patrás, adenúncia el mal palraeru que desisti de meyaus el sigru pasau hata angañu el estremeñu.

Los primerus los emperialistas, acusan a los estremeñus del usiu sistemáticu e vocalis afechás postónicas i d’aspiral consonantis peru nu del gastaeru el enfenitivu presonal, del posesivu tónicu, d’apreciativus de graación en alvérbius i conhuncionis u de tenel, cumu los antígus latinus, parabras cumu megu, tegu, segu, vidi, didi, imus u abemus.

Los segunderus los estremeñufalantis, vreaus pun continu guarreu foriatu qu’á abangau la su memória i el resuelgu con que la prenunciaban, anésicus tós, án orviau que palraban estremeñu. Angunus Funes qu’enhamás orvian pol muchu que la rialiá chambi i s’eschanguin los usius, arreconcunaus pol braçus estremeñus, án alevantau la cabeça i án gañitau: «Hata aquina amus chegau!». Endispués de bel comparau el cántabru i el asturianu dangañu con el estremeñu atopandu milenta d’afiniais, dispués d’albondus estuyus lingüísticus, dispués la reconocéncia la desisténcia el estremeñu pola comuniá entrinacional, dispués de mas dun sigru literatura nesta palra, aluspués de belsi escrebiu la primel ortugrafia nolmativa, endispuesinu e toas esas cosas, ain quien, porfionis, entavia niegan la desisténcia estremeñu.

Hollándulu i esvreándulu con odiosas i ensustancialis comparáncias, los emperialistas afilmarán anti lo ófiu, nu que estu es castellanu (!), argu que s’aprécia ena primel visual, sinu qu’es un enventu, una fabulación. Una luenga palrá en Estremaura dendi l’Arreconquista pol millaris de presonas risurta sel una envención i, craro, pol esu es mestel atarugala pol mé el avehinaeru i el corrihieru. Qué ergumentu mas probi!

Esa á siu l’ación el pensaeru foriatu sobri la muestra luenga, ara ya mas menuspreciá pol puebru que nunca. Namás mos quea cuental cola henti nueva, colos estremeñus el mañana, paque nu premitan el acelerau espenaeru dun palraeru antigüísimu. Que nu seyan inorantis de luenga ni s’ehin hollal. Ena vuestra manu, ena e los falantis, está el puel dinifical el estremeñu pa esti resulhil. Abemus pocu tiempu: los relocis aguran las sus auhas pal ingrés i pal español i el orihoscu abati se mos á encahau."

Enlace Amigo

Autodeterminación

El derecho de libre determinación de los pueblos o derecho de autodeterminación:es el derecho de un pueblo a decidir sus propias formas de gobierno, perseguir su desarrollo económico, social y cultural y estructurarse libremente, sin injerencias externas y de acuerdo con el principio de igualdad.

La libre determinación está recogida en algunos de los documentos internacionales más importantes, como la Carta de las Naciones Unidas o los Pactos Internacionales de Derechos Humanos.

También numerosas resoluciones de la Asamblea General de la ONU hacen referencia a este principio y lo desarrollan: por ejemplo, las resoluciones 1514 (XV), 1541 (XV) ó 2625 (XXV).

Es un principio fundamental del Derecho internacional público y un derecho de los pueblos, que tiene carácter inalienable y genera obligaciones para los Estados. Incluso, de acuerdo con muchos autores, la libre determinación ha devenido norma de ius cogens.