La ley 2/1999 de Patrimonio extremeño de 29 de marzo (BOE 133/1999 de 11-06-1999, pag. 22445) (DOE 59/1999 de 22-05-1999) dedica su Título IV al PATRIMONIO ETNOLÓGICO, señalando en el art. 60 "Los bienes etnológicos intangibles como usos, costumbres, creaciones, comportamientos, las formas de vida, la tradición oral, el habla y las peculiaridades lingüísticas, de Extremadura serán protegidos por la Consejería de Cultura y Patrimonio en la forma prevista en esta Ley, promoviendo para ello su investigación y la recogida exhaustiva de los mismos en soportes que garanticen su transmisión a las generaciones venideras para preservar las raíces culturales de los extremeños".

A pesar de esta legislación, la realidad es que en nuestro pasado reciente la enseñanza en las escuelas extremeñas ha tenido una desvinculación casi total con el marco en el que se desarrollaba: Extremadura, con una falta de compromiso del profesorado con la comunidad en la que estaban ejerciendo la docencia y hay que tener en cuenta que"El corazón no ama lo que el entendimiento ignora".

No olvidemos nunca nuestras raíces ya que como señala la Revista SABER POPULAR, ( Ver editorial nº 2/1988): "Por cada vez que un extremeño degusta un caldero de migas en parranda, mil veces consume productos de una multinacional de comida rápida que han llegado envueltos en todos los señuelos de una estudiada publicidad, por cada vez que oye una jota extremeña ha escuchado mil veces la música rock". Es decir, la cultura popular, los rasgos de identidad de cada pueblo, desaparecen a la misma velocidad con la que se extiende esa otra cultura superpotente importada que llega Vía Satélite penetrando en nuestras casas y nos uniforma a todos, en nuestros gustos, nuestra estética, nuestra manera de hablar, nuestro pensamiento. Y para saber adónde vamos es preciso conocer de dónde venimos.

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